sábado, 12 de diciembre de 2015

Una nueva esperanza


Una nueva esperanza

Por Ciro Gabriel Avruj

 

Una nueva esperanza se abre para la Argentina. La mayor parte del País eligió una propuesta de cambio, apertura e integración; ¿buena o mala? Aún no lo sabemos. Por de pronto debemos darle crédito y apoyar y acompañar a la nueva gestión en la esperanza que será para el mayor beneficio de todos.

El entusiasmo por otros valores vibra en la propuesta y en las calles; entusiasmo que en el sentido original de su etimología significa “estar llenos de Dios”. Un pueblo que se siente “lleno de Dios” es capaz de lograr cosas previamente inimaginables; e invencible para el paradigma al que estábamos habituados. Intentemos contagiarnos de esta energía renovadora y vivamos desde nuestra mejor versión, confiando en que el Universo nos brindará todo aquello que necesitemos y nuestro alma anhela.

El cambio no es solo ideológico y político. Argentina y el mundo entero precisan refundarse en base a valores y compromisos éticos que permitan el cuidado de todos sus habitantes y el desarrollo sustentable que permitan que vivamos en una verdadera cultura de paz y prosperidad.

Debemos confiar en nuestros gobernantes y vigilar que respeten sus compromisos pero además tenemos que observar cuáles son nuestras actitudes y responsabilidades. ¿Realmente nos estamos comportando como seres humanos? ¿Nos sentimos parte de la gran familia que nos une? ¿Estamos haciendo el esfuerzo por vivir desde nuestra mejor versión y aportar desde nuestro lugar a un mundo inclusivo y pacífico?

La responsabilidad individual por todas nuestras acciones, unida a la fe y el respeto, son el gran motor con el que podemos contribuir para que nuestra humanidad despierte. En importante medida, el que a todos nos vaya mejor depende de nosotros mismos y de la energía que estamos irradiando. De allí la importancia de prestar atención a nuestros pensamientos y ver de qué nos estamos nutriendo. Ver lo bueno, escuchar lo bueno, percibir lo bueno y rodearnos de buenas compañías. Eso hará que nuestros actos estén en correspondencia con nuestros valores más elevados.

Ya no es tiempo de esperar que la salvación llegue de la mano de líderes mesiánicos, sino de comprometernos cada uno consigo mismo y trabajar todos juntos  por un futuro de gloria.

Todo ciudadano es constructor de su destino a través de su actitud ante las experiencias de la vida; y el momento de ser es ahora.

Tenemos la posibilidad de regir nuestros pensamientos promotores por el amor o por el miedo. ¿Qué elegimos?

El miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento, el sufrimiento al lado oscuro. El amor expande, une, sana, reconcilia y nos inspira a ser cada vez mejores personas.

Prestemos atención sólo a las cosas buenas. Respiremos profundo, llenémonos de amor y hagamos lo correcto. Este es el mayor servicio que podemos brindar.

Siendo todo nuestro potencial, el mundo se volverá el Paraíso. Vibremos en luz inspirando a nuestro entorno para iluminar al mundo.

 

www.gabrielavruj.com.ar

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